“Los orígenes de la Ciencia Espiritual de Rudolf Steiner y los nuevos clarividentes”

Los orígenes de la Ciencia Espiritual de Rudolf Steiner y los nuevos clarividentes”

Por Óscar González

Si pudiéramos abstraernos de los contenidos de la antroposofía y concentrarnos en el impulso que los puso en marcha deberíamos volver la vista atrás hacia la figura de Fichte. Además de ser el autor que Rudolf Steiner decidió elegir para su tesis doctoral “Verdad y ciencia”, no es muy difícil rastrear en su filosofía las semejanzas entre lo que él llamaba la “Doctrina de la ciencia” y lo que más tarde la antroposofía introducirá con el nombre de “Ciencia  Espiritual”.

La esencia de estas dos disciplinas es la misma y se basa en el uso del llamado “método genético deductivo”, el cual permite a quien lo practica remontarse a las causas originales de cualquier proceso físico, emocional, mental o espiritual.

Cuando Rudolf Steiner habla de los nuevos clarividentes se está refiriendo a personas que sean capaces de visualizar lo invisible partiendo de las observaciones metódicas acerca de cualquier aspecto relevante de su vida cotidiana. A través del “método genético-sintético deductivo” los nuevos clarividentes aíslan los aspectos constitutivos de cualquier acontecimiento y siguiendo una lógica estricta los retrotraen hacia las condiciones que los han hecho posibles. 

Siguiendo el hilo de Ariadna de la semejanza geométrica entre lo observado y su origen posible, apoyándose en una férrea lógica que permita demostrar la conexión necesaria entre los acontecimientos distantes, los nuevos clarividentes son capaces de surcar los océanos del tiempo y remontarse hacia la eternidad.

Partiendo de las condiciones de nuestros cuerpos Rudolf Steiner es capaz de saltar de lo físico a lo anímico, y de ahí a lo cósmico y a lo espiritual, pero antes de dar el salto tenemos que disciplinar nuestra atención a través de la observación para luego atrevernos a modificarla mediante el uso consciente de la imaginación. Hay una relación profunda entre sentir e imaginar y a esto es a lo que Rudolf Steiner denominará “fantasía ética”. Sólo es posible imaginar algo a través del sentimiento que nos provoca su contemplación.

Será Schelling el filósofo que influirá en Rudolf Steiner al situar en los terrenos del arte y de la estética el lugar donde recobrar el contacto interno con nuestra dimensión espiritual.

Sentir no es tanto conocer como reconocernos en nuestra contemplación del otro, por eso la Ciencia Espiritual no busca ningún tipo de conocimiento más que el de nosotros mismos, pero a través de nuestra conexión con lo que nos rodea.

La meta de la “Ciencia Espiritual” es por lo tanto adquirir eso que Schelling o Hegel  llaman “autoconciencia”, un lugar más allá del tiempo y del espacio desde donde el tiempo y el espacio puedan contemplarse como si fueran uno.

Lo mismo sucede en el ejercicio que Rudolf Steiner recomienda practicar todas las noches antes de dormir, observar retrospectivamente las emociones que nos han provocado los acontecimientos del día.

Este es el primer paso para transformarnos en nuevos clarividentes, el primero de muchos pasos más que al final del camino terminarán, inexorablemente, llevándonos al primera paso y al ideal que nos impulsó a darlo.

Óscar González, profesor de Filosofía de Secundaria en Galicia, se formó también como profesor Waldorf y realizó una Tésis Doctoral en la Universidad de Barcelona, esa Tésis lo llevó a publicar un libro títulado: Las Fuentes Filosóficas de la Antroposófia. La Historia de cómo Óscar llegó al Mundo de la Pedagogía Waldorf la cuenta aquí:

“Soy maestro y con la intención de renovar mi manera de enseñar Filosofía a adolescentes decidí formarme durante tres años en Pedagogía Waldorf, en la Escuela Meniñeiros de Friol, un pueblo de Lugo.

Llegado a un punto de la formación sentí que repetir las dinámicas que Rudolf Steiner había elaborado para un tiempo y un lugar muy diferente a aquel en el que se desarrollaba mi labor docente de poco me servirían si no era capaz de encontrar el sentido oculto que había detrás de ellas.

Por esa razón contacté con un experto en Goethe y el Idealismo alemán, el Dr. Octavi Piulats Riu, de la Universidad de Barcelona. Bajo su tutela desarrollé una tesis doctoral cuyo objetivo era el de situar la filosofía de Rudolf Steiner dentro de las influencias filosóficas, espirituales y culturales que la habían hecho posible. Este trabajo se tituló “Bipolaridad y libertad en la filosofía de Rudolf Steiner”. Obtuvo con esta tesis la nota de Excelente Cum Laude.

Si bien el objetivo de hacer que la filosofía de Rudolf Steiner entrase en la Academia se había conseguido, el principal, elaborar una Historia de la Filosofía con un enfoque Waldorf que respetase el currículum oficial de Bachillerato y que fuera atractiva para padres y alumnos, quedaba todavía pendiente.

Para ello escribí el libro “Las Fuentes Filosóficas de la Antroposofía. Rudolf Steiner y la Corriente Mikaélica”.

Antes de comenzar este camino yo ni siquiera había oído hablar de  Rudolf Steiner y nada de esto habría sido posible sin el niño que pintó la acuarela del tríptico de Pedagogía Waldorf que allá por el 2008 atrajo mi atención por tres veces consecutivas en tres lugares diferentes. Su dibujo era el de un príncipe con una espada en alto mirando desde el suelo a una princesa que se encontraba encerrada en lo alto de una torre, pero lo que me cautivó de él fue su coraje, su espontaneidad y su inocencia. Espero haber contribuido a ello a través de mi trabajo.”

Los orígenes de la Ciencia espiritual de Rudolf Steiner y los nuevos clarividentes, es un artículo por demás interesante que te llevará a conectar con lo esencial, con eso que muchos hemos dejado de lado, nuestro ser espiritual.

Para contactar con Óscar González, escribe a: oglamtao@gmail.com

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2 comentarios en ““Los orígenes de la Ciencia Espiritual de Rudolf Steiner y los nuevos clarividentes””

  1. Juan Ezequiel Morales

    Soberbio artículo y resumen youtube, donde se rescata a Rudolf Steiner como nacido de la academia para reformarla, y precisamente con acciones pragmáticas como la del examen de emociones al filo de cada noche, que recomienda Steiner, a fin de no solo ejercitar lo intelectual (un cinco por cien de nuestro ser) sino el resto de nuestras capacidades humanas. Gracias al Doctor González porque en estas épocas reintroducir este tipo de autores en la academia es estar en la vanguardia.

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